El derecho a la vivienda – Segunda parte
El Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT), bajo la conducción de la ministra Tamara Paseyro, organizó un plan nacional para garantizar el derecho a la vivienda en cinco grandes ejes de acción. Cada uno de ellos es una pieza clave en la arquitectura de un país más justo y solidario. Hoy en esta segunda columna presentamos los tres ejes restantes, que involucran directamente el trabajo del compañero Andrés Lima como Presidente de MEVIR.
Lo que vimos en la presentación del Plan Quinquenal de Vivienda no es un simple programa técnico: es una declaración política. Es decirle a la gente que este gobierno no mira para otro lado frente a las carencias más dolorosas. Es reafirmar que el derecho a la vivienda está en el corazón de nuestro proyecto de país.
Cuando un niño duerme en una cama propia, cuando una madre deja de preocuparse porque la lluvia entre por el techo, cuando una familia del campo logra quedarse en su tierra gracias a MEVIR, estamos cumpliendo con la promesa más importante: la de construir un Uruguay más justo, más solidario, más humano.
Este plan quinquenal no es solo del Ministerio de Vivienda, es de todos y todas. Porque la vivienda no es un fin en sí mismo: es la base desde donde se proyecta la vida. Y este gobierno eligió, con claridad y con compromiso, poner esa base en el centro de la política pública.
Eje Integración urbano–rural
El tercer eje es, quizá, el que más me emociona porque toca de lleno la vida en nuestro interior profundo. Se trata de integrar lo urbano y lo rural, de reconocer que las pequeñas localidades y los pueblos también merecen políticas habitacionales sólidas.
En este punto quiero detenerme en MEVIR, el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural, que ha sido y sigue siendo un orgullo para el país. En la reunión que mantuve recientemente con su presidente, Andrés Lima, repasamos las metas para este quinquenio y coincidimos en algo esencial: cada vivienda que MEVIR construye en el campo no es solo una casa, es la posibilidad de que una familia se quede en su tierra, de que un productor siga trabajando, de que un pueblo no pierda vida.
Este eje incluye más de 17.000 hogares, entre nuevas viviendas y mejoras del stock existente. Y se complementa con programas como Más Barrio, que apunta a transformar zonas con alta concentración de vulnerabilidad y violencia en comunidades seguras, con infraestructura, servicios, escuelas y oportunidades para la niñez y la juventud. Porque no basta con dar un techo: hay que dar también un entorno donde se pueda vivir plenamente.
Eje Acceso al suelo urbano
La vivienda necesita un suelo adecuado. De nada sirve tener planes de construcción si no hay terrenos bien ubicados, con servicios básicos y acceso a transporte. Por eso el cuarto eje impulsa una segunda Estrategia Nacional de Acceso al Suelo Urbano (ENASU).
El objetivo es aprovechar inmuebles públicos y privados ociosos, evitar la expansión desordenada y generar distritos de innovación en ciudades del interior. Esto significa integrar vivienda con infraestructura, con espacios públicos, con oportunidades laborales y educativas. Significa pensar el territorio con una mirada de equidad, para que las oportunidades no queden concentradas solo en Montevideo.
Eje Gestión, planificación y transparencia
El quinto eje, aunque menos visible para la gente, es fundamental: mejorar la gestión del Sistema Público de Vivienda, con planificación basada en evidencia, con monitoreo y evaluación, y con participación de la sociedad civil y la academia. La ministra anunció reportes anuales en el marco de la COAVI, lo que asegura rendición de cuentas y transparencia.
Un Estado que rinde cuentas es un Estado que se fortalece. Y en materia de vivienda, la confianza es tan importante como el cemento o los ladrillos.
Álvaro Lima, Diputado por Salto